miércoles, 26 de mayo de 2010

El contador de cuentos dijo:


Dependencia ontológica... vos/yo.

Esta guerra es mi culpa, la tuya o la de él…

es mia…. indiscutiblemente.
Soy el santo, el amante o el cerdo infiel…
el amante, el mejor amante.
Soy el guerrero, el escapista o el cobarde…
el guerrero sin dudas.
El mejor, el peor o uno mas de tu lista…
el mejor y no hay lista.
Soy servicial, ventajero o descartado…
servicial.
Soy egoísta, pasajero o enamorado…
lo dejo a tu criterio (enamorado).
Soy tuyo, mío o de nadie…
de nadie pero quiero que seas mio.
Para siempre, por un tiempo o descartable…
PARA SIEMPRE AMOR!
El portero, el plomero o el partero…
ninguno.
El señor, el profesor o el ratero…
el profe, mi profe!
Soy luz, oscuridad o farolero…
sos mi luz en la oscuridad.
Soy tiempo, historia o momento…
sos tiempo mi historia y el momento.
Soy espacio, galaxia o tormento…
galaxia, porque me llevaste hasta ahí.
Soy paz, ambición o lamento…
sos inconfundiblemente paz!
((Soy león, rana u osito))
Sos un mi osito y un león en grande!!! Porque sos mi león salvaje que guiará mi vida…. Y rana…..si me decís te amo sos rana!

Entonces dícese que el hombre que temió lo que temía, fue a contar un cuento conocido... y contó nomás el cuento que contaba el contador de cuentos de aquel viejo y verde pueblo que siquiera existe en los mapas. Sí, contó un cuento mirando desde arriba el puente angosto y soltó al ente que habitaba en él, lo dejó caer de entre sus dedos para salar el agua que ahora si tiene nombre argumentado. Será el fin de lo finalizado, un cuento contado que no se debió contar... o ni siquiera escribir. Léase: PAZ.