martes, 16 de agosto de 2011

Seis razones para llorar.

La bruma gélida de tus brunos silencios trepando por mi tobillo. Un mensaje vacío escrito a sangre en tus manos amordazadas. Una flor marchita saltando al hueco fúnebre de tus labios. Tu misteriosa y perdida mirada esquivando mis ósculos hambrientos. El pretérito fulgurante tallado inerte en mis retinas. Y todo eso de nuestra historia que ya no es.

Edú Vardé

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