domingo, 28 de diciembre de 2008

Mi carta de navidad:

Faltan doce horas para que dios nazca y festejemos un año más de su natalicio... (Aunque haya gente que no crea en nada mas que en su entendimiento)

tengo en mis manos una luz destellante que irradia calor fe esperanza y que quiere su abrazo como siempre lo quiso... solo talvez si cerrara mis ojos y espere, seguro llegara corriendo a mis brazos a regalarme lo mas lindo que tuve y que no volveré a tener... sus abrazos... mágicos, fuertes, simples, sencillos, dulces, tiernos, calurosos, espectaculares abrazos suyos... pero se que sentarme a esperar ese milagro es en vano... que la vida cumple su ciclo y que todo termina... como su vida... y sinceramente no quiero escuchar que mire hacia arriba que ella me mira, me cuida y protege... la extraño mucho y la quiero acá... como dejar de creer en sus manos que me dieron vida... como dejar de creer en sus ojos que me dieron luz... como dejar de creer en sus palabras que albergaron tantos sueños... como dejar de creer que lo nuestro no fue amor... como dejar de soñar con sus brazos en mi espalda... como para de sufrir sin tu sol... como hago, díganme, como hago... para seguir sin el discurso que donde more yo, será su morada... basta!! la quiero acá conmigo... despertándome temprano para hacer lo que sea, retándome cuando me descarrilo, cocinando para Ariel y la flia las empanadas que tanto les gustaban, ayudándome cuando el mundo se caía encima mío, apoyándome en cada sueño desquiciado, guiándome por el camino mas puro y cargándome en sus débiles hombros cuando no daba mas..

Las lagrimas no se secan jamás porque cada vez que la busco no esta y hoy el dolor me puede...

ya no hay gallina para gastar (por eso Lucila recurro a vos, perdón), ya nos café con leche a la mañana, ya no hay quien se apoye en mi para subir al mundo, ni quien me pida auxilio cuando su fe se acaba, ya no hay quien me complemente ni quien sea sangre de mi sangre.. Ya no hay luz porque se me apago aquel día inocente del 28 de diciembre lejano...


Solo queda lo peor de mí... la envidia, la desolación, la soledad amarga, el dolor...

Por eso a las doce cuando todos festejen navidad (algunos sin fe y otros sin esperanza) yo estaré llorando su recuerdo sin "mi sonrisa dibujada" y no me avergüenza...

Porque mi dolor es eterno como el amor que siento por ella...

Felices fiestas para todos y que la luz de dios niño, santo y puro descienda sobre sus almas para darle toda esa felicidad que hoy no habita en mi corazón...


Tengo doce horas para remontar frente a mi familia las secuelas, las marcas del dolor... no quiero arruinarles nada mas...


Mi alma no encuentra alivio sin el cantar de Uds... (Saben a que me refiero)




Eduardo E. Vardé

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