jueves, 15 de septiembre de 2011

No me despidas aunque me esté despidiendo


LCDA



“No me abandones”, le dije al oído. Mi cultura era así: amor, aunque todo estuviera perdido. De su boca brotó una pequeñísima luz, casi invisible y cerró los ojos. Creo que fui el único que la pudo observar remontando cielos. Admito que al principio sentí miedo, mucho miedo. Pero mi sangre paralizada no me dejó mover aunque hubiese dado todo por tomarla en mis manos. Dos segundos después escuché que mi corazón volvió a latir con un golpe brutal y seco. Ahora me doy cuenta que nunca más pudo funcionar como corresponde. Por eso, cuando me paro frente al abismo de una nueva despedida, abro los brazos en cruz, respiro profundo, seco estas cuatro lágrimas que  nombran algo que no entiendo, me despido de La cultura del amor, agradecido por todo y sigo con paso firme hacia el futuro. (Aunque quién sabe, tal vez más adelante me vuelta a encontrar conmigo y me diga: todavía… todavía… te falta mucho pibe, dale una vuelta más. Pero eso, todavía no lo sé)

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